Quiero contarles que nos tomó varias semanas y muchas reuniones encontrar el nombre de nuestra Comunidad Educativa. Gresia, Angélica y otras personas muy queridas y cercanas lanzábamos nombres sonoros, otros no tanto, para saber cómo llamarnos. Nos gustó Índigo, nos gustó la Escuela Azul, nos gustó consciencia e inconsciencia en diferentes idiomas y dialectos, pero no encontrábamos la palabra que reuniera el significado que queríamos compartir con el mundo.
Sin embargo, yo sabía que el nombre lo encontraría buscando en el silencio, meditando. Sentía que, si dejaba de distraerme con la preocupación del nombre y otras cuestiones, éste llegaría, aunque les confieso, no me podía concentrar con facilidad. Hace poco, fui a la playa, pues necesitaba ir a un lugar especial para encontrar la paz que me diera un poco de sabiduría. Y, tras un pequeño momento de silencio, mi consciencia me mandó un lindo mensaje: “¿cuál es el propósito de esta comunidad educativa que estamos creando?: ir al encuentro con uno mismo”. Ahhh, ya sabía cuál era el concepto. Lo encontré en mi interior. Luego fui al exterior, a los libros, a buscar la palabra que encerrara este grandioso concepto. Y me encontré que un pacífico y bien organizado pueblo indígena, los Muiscas, tenían un lugar sagrado a donde iban al encuentro con ellos mismos. Se llama el cerro del Majuy y queda en Cota, Cundinamarca.
Nuestra comunidad educativa es también un lugar en el que proponemos ir al encuentro con cada uno de nosotros. Al encuentro con nuestros gustos, con nuestros sueños, con nuestras emociones, con nuestra fe. Vamos también a adquirir muchos conocimientos muy enriquecedores y vamos a desarrollar habilidades muy valiosas que nos permitirán entender mejor el mundo en le que vivimos para poder transformarlo en uno aún mejor, donde cuidemos decididamente la naturaleza que nos regaló el universo, donde protejamos a las personas que requieren amparo y donde encontremos nuestro propósito, el camino a la felicidad.
Hoy es un día muy importante para nosotros. Con un montón de personas a nuestro alrededor que nos transmiten su cariño y sus buenos deseos, empezamos la aventura de educar de una manera consciente, nos lanzamos al agua a conquistar sueños y a pescar ilusiones. Este momento, lo vamos a recordar toda la vida. Esta historia la vamos a contar muchas veces: que en medio de una situación muy adversa para el mundo se materializó nuestra noble visión de empezar a transformar el sistema educativo tocando los corazones.
Carlos Villacorta
Director